Nueva propuesta de diseño para "La casa de los jóvenes músicos"

Abstract

El ser humano, desde su aparición, ha volcado su empeño en buscar respuestas a las preguntas más fascinantes y difíciles de resolver. Aristóteles afirmó que todos deseamos saber por naturaleza, puesto que así es la psicología del hombre. Por ello, afirma que pensar en la música es una acción que no lo pertenece ya que esta va más allá de las palabras para volcar en melodías los sentimientos más ocultos del ser humano. La música se ha convertido hoy en día en la manifestación de los sentimientos en los seres humanos, pues nos ha transmitido a través de los tiempos la cultura, la religión, las emociones y en algunos casos ha marcado parte importante de la historia de los pueblos. Esta se ha transformado en el idioma universal llegando a ser un símbolo identificativo para los jóvenes que independientemente de su género musical preferido, coinciden en la fascinación por este arte. Al ser música un lenguaje universal que perenniza nuestra cultura y la tradición de nuestros pueblos como legado imborrable e inmortal, surge la necesidad de espacios para su enseñanza y difusión, pero lastimosamente estos se han convertido en conservatorios y academias cuya metodología tradicionalista y poco personalizada dificulta el aprendizaje. Es por ello que existe la necesidad de que Quito cuente con un lugar para que los jóvenes se formen como músicos y profesores, difusores de nuestra identidad musical y cultura, en donde encuentren un lugar accesible, versátil que tenga el dinamismo propio de sus usuarios, cuyos espacios sean acogedores para que permitan dictar clases personalizadas en condiciones ergonómicas y funcionales.